Hello Jack

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Resulta que mi piso lo alquilamos por una agencia. Y nuestro agente asignado fué un tal Jack, muy amable y servicial. Es el que nos ayudó a negociar el precio, conectarnos a internet y todo el rollo que conlleva alquilar un piso. Pero la comunicación con él es francamente difícil., pues él sólo habla chino. Yo soy capaz de balbucear algo en chino cuando lo necesito y más o menos me entiende. Pero el problema lo tengo con que mi listening de chino es lamentable. Y cuando me habla no le entiendo ni las "buenas tardes".
Normalmente, le digo que me llame en horas de clase y le paso con mi profesora, para que se entienda con ella. Pero claro, esto último no deja de ser también bastante molesto para todos. Así que, la última vez le pedí que cuando llevásemos algo entre manos me escribiera un email. En inglés, en chino o en lo que sea. Y dicho y hecho. Ayer le pedí que me revisara la conexión de internet porque no iba bien. Y el amigo Jack, bien mandado él, tiró de traducto automático y me contesto en español. Hay que darle un aplauso a este chico por el esfuerzo, aunque el texto sea de lo más gracioso. Lo que me mandó fue lo siguiente:
Hola Jorge,
Usted es bueno, yo es gato. La pregunta que propuso sobre usted, le contestaré cuanto antes en estos dos días. Yo entiende otra vez con el fabricante la situación. Agradece su letra entrante. gato
Entiendo que "gato" debe ser su nombre en chino. Porque sino, lo mismo le tengo que contestar con un "Yo es perro"...

Ayyuthaya

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La imagen más común que tenemos de Tailandia son playas paradisíacas, y las islas casi desiertas del Sur del País. También los palacios, el mercado flotante o y el puterío de Bangkok. Y poco más. Acabo de estar unos días en Tailandia y me he dado cuenta de que el país tiene eso, y mucho más. Me sorprendió saber, que Ayyuthaya, una ciudad completamente desconocida para cualquier europeo o españolito de a pie, fue declarado por la UNESCO como el primer lugar del país como Patrimonio de la Humanidad. Razones tiene, y bien merecidas.
La ciudad no está ni mucho menos escondida, pues se encuentra, muy bien comunicada, a 50 km al norte de Bangkok. Y tampoco es pequeña, pues tiene unos 250.000 habitantes, siendo la cuarta ciudad más poblada del país. Pero tan apenas se ve turismo occidental en sus calles.
Toda la ciudad es un complejo arqueológico de los restos de templos y edificios importante de la antigua capital del reino. El reino de Ayyuthaya fue el más rico y potente del sudeste asiático en el siglo XIV, llegando a conquistar la todopoderosa ciudad de Angkor Watt, en Camboya (visita, que por cierto, espero hacer este año). Principal eje comercial del Sudeste asiático con China y Japón, esta prosperidad comercial se alargó hasta los siglos XVI-XVII donde también comerció con españoles, portugueses u holandeses. El reino de Ayyuthaya es el origen del posterior reino de Siam, con unas fronteras similares a las de la Tailandia actual.

Cuando en europa se estaba fraguando la clase burguesa, en el sudeste asiático había ciudades muy prosperas como Ayyuthaya o Angkor, con una red comercial muy avanzada. Cuando en Europa se pasaba del gótico al primer renacimiento del quattrocento, en Camboya y Tailandia se construían macro ciudades de compleja arquitectura. Y cuando en Europa los principales centros urbanos eran París o Florencia, en Asia lo eran Ayyuthaya o Angkor.

Pues bien, de Ayyuthaya en nuestros libros de historia de BUP, COU o la ESO no se dice ni papa. Se lo tiene que ir uno encontrando, de refilón, en libros y guías de viaje. A todos nos gustan las piñas coladas en una playa de arena blanca. Pero también otras muchas cosas que merecen la pena. Para el que tenga previsto hacer un viaje por este maravilloso país, os recomiendo de corazón, que alquiléis una vespa o una bici y os perdáis por las ruinas de la vieja capital del reino de Ayyuthaya.