Tokio

Gris, negro, blanco, azul marino o marrón son los colores habituales con los que se viste la gente en Tokyo. Ellos y ellas visten formal, elegante, de trabajo. Trabajo en el que pasan casi toda su vida. De Lunes a Sábado, de 8 de la mañana a 8 de la tarde, 9, 10, 11… El japonés vive para su trabajo, y la japonesa para su marido. La sociedad japonesa es rígida, jerárquica y muy machista. Y la sexualidad todavía más machista aún. El japonés obedece a sus superiores, y la mujer se somete a su marido.

Los japoneses son serios y distantes en el trato, incluso en su círculo de amigos. La comunicación entre ellos es escasa y es frecuente ver a muchos solos en los bares, parques o restaurantes.

Pero el japonés, en esta sociedad estricta y jerárquica, necesita llamar la atención para seguir adelante. Los domingos, los ejecutivos, oficinistas, carniceros, camioneros o banqueros salen al parque a exhibirse. Se visten de roquero, de dibujo manga, de prostituta o dragqueen. Y se exhiben para que les hagas fotos. Para llamar la atención. Para sentirse diferente dentro de su mundo rígido y gris. También ellas se exhiben, incluso con más extravagancia que los hombres.

Y en todo este ambiente, es común ver a japoneses de todas las generaciones vestirse con el traje tradicional. Niños y ancianos vistiendo el kimono o el traje de geisha. Y todo ellos, tradicionales y modernos, se respetan y conviven en la misma ciudad, paseando por la misma acera.



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