Los japoneses son serios y distantes en el trato, incluso en su círculo de amigos. La comunicación entre ellos es escasa y es frecuente ver a muchos solos en los bares, parques o restaurantes.
Pero el japonés, en esta sociedad estricta y jerárquica, necesita llamar la atención para seguir adelante. Los domingos, los ejecutivos, oficinistas, carniceros, camioneros o banqueros salen al parque a exhibirse. Se visten de roquero, de dibujo manga, de prostituta o dragqueen. Y se exhiben para que les hagas fotos. Para llamar la atención. Para sentirse diferente dentro de su mundo rígido y gris. También ellas se exhiben, incluso con más extravagancia que los hombres.
Y en todo este ambiente, es común ver a japoneses de todas las generaciones vestirse con el traje tradicional. Niños y ancianos vistiendo el kimono o el traje de geisha. Y todo ellos, tradicionales y modernos, se respetan y conviven en la misma ciudad, paseando por la misma acera.
Y en todo este ambiente, es común ver a japoneses de todas las generaciones vestirse con el traje tradicional. Niños y ancianos vistiendo el kimono o el traje de geisha. Y todo ellos, tradicionales y modernos, se respetan y conviven en la misma ciudad, paseando por la misma acera.
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